Así, como lees. Me han quitado, a lo largo de los años, el estómago, el colon, el recto y la vesícula biliar.
Casi me muero en varias ocasiones por complicaciones en las cirugías pero, a pesar de todo, he ido sobreviviendo y adivina qué: gracias al deporte de ultra distancia me siento más vivo que nunca.
Tengo una enfermedad rara llamada Poliposis Familiar Múltiple que hace que se desarrollen tumores a lo largo del tubo digestivo y para evitarlos, los médicos me han ido despiezando a lo largo de los años.
Muerto el perro se acabó la rabia.
Y es que, si alguien como yo, sin tripas, puede disfrutar y completar carreras de ultra distancia, ¿de qué no eres capaz tú? Seguro que puedes encontrar algo que te haga sentir vivo o viva. ¡Explótalo! Vive esa pasión y contagia de alegría a quienes te rodeen.
Porque, al final, nos vamos a morir.
Así que, cuando llegue ese momento, nos pille habiendo bailado todo lo que nos tocaba.